Fundamentos
La estructura y terminología utilizada en la Clasificación de Derivaciones Fármaco-terapéuticas (CDF) sigue las normas de la Clasificación Internacional de Atención Primaria (CIAP), por lo que a los códigos de tipo alfanumérico con dos dígitos se les llama “rúbricas”.
Corresponde el primer dígito a una letra, los denominados “capítulos”, que en la CDF son cuatro (“E”, “I”, “N” y “S”). El segundo dígito consta de un número del cero al nueve, son los llamados “componentes”.
La palabra o expresión que acompaña a cada rúbrica se nomina como “título de la rúbrica”.
Los cuatro capítulos desarrollados se identifican con una letra de carácter mnemotécnico, tanto en español como en inglés. Así, la “E” significa efectividad (effectiveness) o eficiencia (efficiency), la “I” corresponde a información (information), la “N” representa a necesidad (need), y la “S” simboliza la seguridad (safety). La selección de los conceptos correspondientes a los cuatro nombres de capítulos que agrupan las derivaciones posibles, en el transcurso de los servicios de Atención Farmacéutica, ha tenido lugar porque se considera que se facilita el procedimiento de evaluación de la fármaco-terapia individual.
Además, estos conceptos concuerdan con los criterios de calidad aplicados a la evaluación de medicamentos por las administraciones sanitarias (EMEA, FDA). Que definen:
La sistemática del trabajo de los farmacéuticos en los años anteriores al desarrollo de los procedimientos de Atención Farmacéutica, se basaba en analizar el transcurso temporal del proceso de uso de los medicamentos: si había fallos en la selección, prescripción, dispensación o administración de los medicamentos.
Tras la aceptación del uso de los procedimientos de Atención Farmacéutica por un número creciente de FC y de que estos asumiesen que dicho uso lleva a una implicación clara enel logro del buen fin de la fármaco-terapia, instaurada por el médico, se ha hecho necesario añadir nuevos criterios de evaluación, acordes con las situaciones que viven a diario muchas de las personas que usan medicamentos.
Por esto, se ha añadido un capítulo con las situaciones en las que se identifica preferentemente un déficit de información o de educación sanitaria.
Los componentes (el número del segundo dígito de cada rúbrica) de la CDF tienen como norma que el guarismo “cero” se usa cuando no sea posible asignarle otro componente del mismo capítulo, por lo que se denomina “No especificado”. El resto de las cifras (del uno al nueve) son independientes entre sí y específicos de cada capítulo, aunque siguen una ordenación con sentido clínico para hacerlos más comprensibles. Por acuerdo interprofesional, y para facilitar el manejo de la clasificación, se optó por no incluir más de nueve componentes. Esta es la razón por la que algunos títulos de rúbrica incluyen más de un término.
La CIAP-2 tiene su componente número seis dedicado a “derivaciones, seguimiento y otras razones de consulta”. Es una subclasificación encaminada a quién se deriva, muy diferente de la CDF orientada a por qué se deriva. Así, las rúbricas de la CIAP-2 que terminan en “-66” expresan “derivación a otro profesional / enfermera / terapeuta / trabajador social (excluido médico)”, las finalizadas en “-67” representan la “derivación a médico / especialista / clínica / hospital”, y por último, las rúbricas que finalizan en “-68” indican “otras derivaciones no especificadas de otra forma”. Son, por tanto, clasificaciones complementarias tanto en su contenido como en sus objetivos.
Para escoger los títulos de las rúbricas de la CDF se han seguido los siguientes criterios: